domingo, junio 19

Infortunia.

Sabia que ibas a llegar esa noche. Apresurado por tantos detalles que embellecer antes de tu llegada. Mi familia presente y enorgullecida por tal logro. Logro aquel que aunque haya tomado mas de lo requerido era meritoso y satisfactible. Era una noche temperada y despejada. Noche llena de dicha y bonanza. Conducia hacia tu direccion. Mis seres amados aguardando mi llegada en mi hogar. El siguiente dia era el dia añorado tras lucha y logros que todos esperabamos y mas aun mi madre. Conducia velozmente debido a una diminuta tardia pero no debio ser asi. El velocimetro marcaba ochenta y tres millas por horas. La noche apaciente se veia  contaminada por aquella emision de flujo luminosos de fuentes artificiales nocturnas en demasia, emitidas del centro de la ciudad donde se observaban los rascacielos mientras mi auto cedia a la leve curva encontrada en aquella carretera. Carretera de cuatro carriles de cemento poroso y con paredes de dos metros que por tres años habian sido testigo de mis dias. Paredes que silenciosas se habian convertido en un vestigio de aquella ciudad nocturna consumida de labor, estudio y alcohol. En mi espejo retrovisor las luces de los autos que se aproximaban sin piedad cegando mi vista e iluminaban de tal manera que saturaban el interior del auto. Una gota gruesa de lluvia termino su transcurso en el parabrisa y se deslizo por el vidrio como la lagrima de una niña indefensa. Antes de poder reducir la velocidad el llanto de la niña aumento. La llanta trasera izquierda decidio ceder al llanto de la niña. En seguida las demas llantas cedieron y de un momento al otro me vi en espiral sucumbiendome al llanto de la niña. Frente a frente a la manada de artilugios vehiculares que con sus luces iluminaban mi rostro palido desprevenido. Era como si lo oyera rugir y se hallaban sedientos de mi ser. El auto continuaba su giro pero hubo un cambio de axis. Veia como mi entidad se acerbaba rapidamente a esos dos metros de cemento que me habian visto crecer como ser humano. A medio metro del encuentro entre los dos cuerpos ocurrio el cambio de axis y la parte lateral finalmente le da el encuentro a la pared.

Veo como la cortina de aire emerge de su sueño de mas de cinco años. El llanto de la niña no deja de cesar. La fuerza normal emitida por la pared al vehiculo incluyendo la carencia de friccion en la pista debido a las lagrimas del cielo hace que el auto no permanezca en el borde auxiliar de la carretera si no se retire hasta el primer carril de la autopista encontrandome una vez mas con la manada hambrienta y sedienta de mi. Esta vez se aproxibama rapidamente el bisonte de la manada. Sin piedad alguna el bisonte empieza a rugir. Pronto despues se oyen las llantas del camion chillar. Lograba sentir mis pupilas contraerse mientras las luces de aquel bisonte se aproximaban mas y mas. No voy a mentir y decir que vi mi vida entera desde mi niñez hasta mi adultez pero si se reflejaron en mi mente las imagenes de ciertas personas que tuvieron un impacto importante en mi vida. Oi a mi madre y la vi extender su mano y decirme - hijo reacciona, pon primera y arranca. Siempre obedeci a mi madre y esa noche no iba a ser una excepcion. Presione el embrague y coloque el cambio. Voltee el timon hacia mi izquierda lo mas rapido posible mientras hacia el juego de pies y aceleraba con todo contra la pared en el borde auxiliar. El camion le dio, le dio en la parte trasera derecha que hizo que el auto de una vuelta de 180 grados terminando su transcurso nuevamente con aquel cuerpo de dos metros compuesto de cemento que callado continuaba siendo testigo de mi infortunia. La cortina opuesta a la anterior mostro su rostro despues de cinco años de sueño haciendo el golpe mas placentero. Llene mis pulmones de oxigeno y exhale. El angel de mi guarda no me desamparo. Y despues de aquella eventualidad de mi vida finalmente el llanto de la niña ceso.